En una conferencia sobre el tema de “Neuronas espejo y la empatía” la ponente, especializada en neurociencia, manifestaba que consideraba que la evolución de las neuronas espejo hacia la empatía y el gregarismo era lo que había permitido al ser humano prevalecer como especie, y que cualquier otra configuración cerebral era una anomalía que evolutivamente tendería a desaparecer.
Evolutivamente todo lo que prevalezca es porque a través de
muchas generaciones fue evidente que de alguna forma era funcional. Así si
ocurre una mutación y los individuos sobreviven para transmitirla más allá de
su propia existencia entonces la mutación es favorable y con el paso del tiempo
se perpetúa.
Una “mutación” de la mente gregaria humana sería el autismo,
si se considera que dentro de toda sociedad grupal para que continúe tiene que
tener cohesión social, los individuos innatamente deben de ajustarse a los
estándares, a su papel y cooperar entre si para lograr mantener la unidad y
avanzar como grupo.
Sin embargo, no podemos decir que el gregarismo sea producto
de la evolución de la mente humana ya que los insectos son plenamente
gregarios, donde su capacidad y su vida misma dependen de que cada uno de ellos
cumpla cabalmente con lo que ha nacido programado para hacer según los
requerimientos de su colonia. Generándose individuos con respecto a las
necesidades de la misma.
Lo que caracteriza al ser humano es su diversidad. La
capacidad que tiene para dejar de ser gregario si lo precisa, puede estar solo
y sobrevivir si tiene la habilidad de fabricar y utilizar herramientas aunado a
la aceptación que puede darse de integrar a un individuo extraño en un grupo de
pertenencia si parece cooperativo.
En todo sistema gregario se dan diferencias neurológicas que
hacen que cada ser tenga diferentes habilidades, que dentro de un ambiente que
las desarrolle adecuadamente serán funcionales al grupo, pero en el ser humano
no están tan definidas. Así podríamos decir que incluso el autismo surge de la
necesidad de nuestra especie por la diversidad. El autismo funcional ha dado
aportes para la especie humana, cuando la persona logra alcanzar un nivel de
comunicación y transmisión de sus ideas hacia los demás que las adoptan como
propias.
Las diferencias
cerebrales básicas
Con base en la imagen podemos decir que una de las
diferencias en el cerebro autista está en que es menor su capacidad de dar una
categoría a las personas (en ocasiones hasta de identificación de las mismas), y
está potencializada su identificación del entorno. Tiene un sentido de alerta mayor
hacia todo lo que le rodea, no logrando centralizarlo tan sólo en su especie.
Sus sentidos son más finos.
Le resulta difícil comprender que las personas pueden hacer
algo por él ya que en su memoria no sólo están almacenadas las sensaciones
satisfactorias de la interacción (que son las que logran una respuesta
favorable hacia los demás, la idea de ayuda y solidaridad mutua) sino que se
mezclan también con las insatisfactorias que produce percibir los estados de
ánimo fluctuantes en el ser humano.
La mente autista es capaz de distinguir sensorialmente todos
los elementos que indican un nivel de pasividad o agresividad en lo que le
rodea. Con su especie lo capta en los tonos de voz de los demás, en sus
movimientos si son armónicos o descoordinados, incluso la tensión de la
respiración. Todo ello lo percibe y acciona al sistema primitivo (llamado
cerebro reptiliano) que indica que hacer ante la seguridad o amenaza. De la
misma forma un neurotípico captaría el mundo, al quedarse aislado y sin ayuda
grupal; todos sus sentidos se alertarían, para poder reaccionar de forma
oportuna ante todo aquello impredecible que pueda relacionarse con él, a fin de
sobrevivir por si mismo.
Las neuronas espejo
En el sentido de ser consciente del significado de la
solidaridad y la compañía como forma de protección o de amparo, suele darse más
en la mente neurotípica que busca refugiarse en los otros, para no pensar, al
sentirse seguro. Pero para una mente autista los otros son un continuo
estímulo, las neuronas espejo le están indicando permanentemente si está en un
ambiente favorable o desfavorable y las reacciones que tenga dependerán de que
pueda o no ejecutar lo que ordena el cerebro como óptimo para ese contexto. Así
en algún momento buscará desaturarse, intentando tener menos estímulos, menos
sensaciones y ello lleva al aislamiento y a la introspección. Y en caso de no
poder hacerlo su conducta será la correspondiente al acorralamiento pudiendo
derivar en extrema ansiedad pasiva o en reacciones violentas.
El gregario tiene el condicionamiento innato de medir
fuerzas con el otro y de adoptar una postura acorde, intuye que el otro
reacciona hacia su propio comportamiento y realiza la acción que tienda a
colocarlo dentro de donde desea estar. Cuando pospone sus intereses de forma
voluntaria para favorecer al otro, o al grupo, ocurre la empatía. Cuando los
antepone dominación y si renuncia por la dominación es sometimiento.
La imitación ocurre cuando al experimentar lo que se observa
y repetir el movimiento comprende el individuo que obtiene algo favorable para
si, y luego si nota que puede complementarlo se establece la coordinación.
Cuantas más veces obtenga un resultado favorable más quedará en su memoria como
una acción que se desencadenara por las neuronas espejo. Las neuronas espejo son
aquellas que permiten discernir si lo que se ve es funcional o disfuncional y
establecer lo que se denomina potencial de acción que es lo que permite a un
ser vivo coordinarse con su ambiente.
La mente autista puede imitar comportamientos, en si acciones,
sin embargo, los de su propia especie no sabe como hacerlos funcionales porque
no percibe la respuesta ajena a los mismos, es decir, no percibe las emociones
en los demás (Hobson, “The cradle of thought”). Así no se retroalimenta para
considerarlos efectivos y conforme va desarrollándose no ve a los otros seres
humanos como fuentes de cooperación sino muchas veces como obstáculos, por lo
cual va tendiendo hacia el individualismo. Va desarrollándose hacia ir creando
maneras de hacer las cosas a su forma, no de la forma como lo hacen los demás,
no imita a las personas (sus gestos, expresiones, vocalizaciones), ni acepta
sus decisiones ni sus razonamientos sin analizarlos primero.
Investigaciones a partir del presente siglo mencionan que en
el autismo el mayor déficit parece ser el reflejo especular profundo que acerca
a las personas entre sí y posibilita la conexión emocional (Marco Iacaboni. “Las neuronas espejo”. Los espejos rotos.
Imitación y autismo. Ed. Katz conocimiento. Pág. 172). Es decir, la persona
no ve en el otro su reflejo, no abandona la consciencia de que el otro no es
él. Entre más profundo es el autismo más se establece la diferencia, a tal
punto que la persona deja de observar a sus congéneres y centra su atención en
los objetos y a mayor adaptabilidad social las personas autistas centran su
atención en la boca, no en los ojos de las personas (Marco Iacaboni. “Las neuronas espejo”. Los espejos rotos.
Imitación y autismo. Ed. Katz conocimiento. Pág. 174). Se observó también
que no siguen los movimientos de señalización sin una indicación verbal. Es
decir, si una persona no le indica “mírame te estoy señalando algo”, entonces
el individuo mirará todo su entorno. Luego si le explican que debe mirar el
dedo de quien habla, es capaz de hacerlo.
Los investigadores no entienden porque es esto o porque no
prioriza la atención hacia la persona que está cerca. Ya lo mencionamos anteriormente,
en el autismo no es innato el sentido de protección que pueden dar los otros y
su cerebro se prepara para valerse por si sólo y eso sólo se logra estando
pendiente del entorno. Resulta a la vez muy curioso leer que los investigadores
no se han percatado de algo esencial sobre el comportamiento en el autismo, a
pesar de tenerlo ante sus ojos (Marco Iacaboni. “Las neuronas espejo”. Los espejos rotos. Imitación y autismo. Reparando
los espejos rotos. Ed. Katz conocimiento. Págs. 177-179) y sigan
preguntándose sobre las deficiencias de las neuronas espejo pero lo explicaremos
más adelante.
El comportamiento diferenciado lleva a conflictos en
sociedades demasiado estructuradas, donde cada persona cumpla un rol definido e
inamovible, donde al comportamiento autista (diferente de la norma) se le toma
como un elemento conflictivo. Me viene a la memoria varias películas que tratan
el tema como “Hormigas” de Disney, y la reciente “El Hombre de Acero” donde la
sociedad Kryptoniana es tipo colmena (lo que parecía sugerir la ponente que es
el ideal para la raza humana). Donde como corolario, o enseñanza, se hace
patente que la coordinación de ambas mentalidades es lo que en algún momento permite
un avance o la supervivencia de la misma sociedad.
La conformación neuronal
en el autismo
Lo que se ha detectado es que existen diferencias anatómicas
a esté nivel, en las áreas de las habilidades sociales, en percibir al otro e
inferir sus estados mentales y en hacer algo con esa información. Por eso se ha
dicho que en el autismo está presente la “Ceguera Mental” o la falta de
empatía. Pero esto es referente a su pobre coordinación innata ante adecuar su
propio comportamiento al de los demás.
Podríamos decir que el sistema autista de captación de los
otros es más básico, primitivo en el sentido de que detecta rápidamente si el
otro tiene o no voluntad de hacer algo. En lenguaje llano “si tiene ganas de
cooperar” e incluirlo. La sensación que percibe es de tranquilidad o armonía en
ese caso y ello determina el nivel de proximidad hacia los demás, su empatía
(que se da no por una sensación similar a la que experimenta el otro, sino recordando
lo que sabe del comportamiento humano para correlacionarlo con la persona que
tiene enfrente, es decir es cognitiva no emocional).
Si a través de sus neuronas espejo detecta que no existe ningún obstáculo para realizar
labores en conjunto puede acoplarse perfectamente a una labor social o grupal y realizar la coordinación voluntaria y espontánea hacia toda actividad que considere necesaria, incluso sin medir el beneficio personal.
Cuando lo que se denomina superneuronas espejo se activan
(que son las que inhiben el repetir una acción por considerarla errónea) es
cuando tiene que realizar estrategias para convencer a los demás. En ese
momento la sensación que percibe es de desagrado, molestia o rabia que sería el
sinónimo de algo amenazante. Así la mente autista busca otra estrategia y
recurre a su poder de observación y memoria de todo aquello que no sea humano,
que pueda ayudarle en su labor. Es decir, si no logra la cooperación de su
misma especie, sabe que puede trabajar con elementos distintos a él (manipular
objetos) o bien retraerse y así conseguir un objetivo por si mismo.
El desarrollo de la comunicación verbal, o tratar de lograr la
ayuda externa, va de acuerdo a los resultados que vaya teniendo en ese sentido.
Si logra hacer cosas individuales o se le dificulta. En el caso de dificultarse
intentará primero resolver las cosas sociales sin hablar y si los otros le
entienden y cooperan intuitivamente no habrá necesidad de hacerlo. Pero si eso
falla y cuando ve que comunicando un razonamiento lógico el otro responde
adecuadamente entonces el sistema se fortalece ya que intuye que aún cuando no
tiene posibilidad de “modificar” la voluntad ajena si la otra persona no
razona, o no ve las cosas desde su misma perspectiva, le da la posibilidad al
otro de entenderle al transmitir lo que está en su mente, ya que no existe otra
posibilidad de que esa persona deduzca lo que desconoce, y espera la misma
correspondencia, que le digan específicamente lo que tienen en mente no que
esperen que lo adivine, para así lograr inferir si es razonable poner la
voluntad en el mismo propósito.
En el neurotípico se da también el proceso de sensaciones
armónicas y desarmónicas, pero algo en su cerebro le dice que puede lograr
mediante una manipulación convencer al otro, aún cuando no tenga voluntad
inicial de hacerlo. Y sus sensaciones de agrado o desagrado van condicionadas a
la respuesta de otro. Esto lo va desarrollando y calibrando a lo largo de toda
su vida, intentando lograr su objetivo de realizar una manipulación sutil para
sentirse tranquilo, llanamente “salirse con la suya”. Para ello la imitación
del comportamiento ajeno resulta fundamental, ya que hace que el otro de
distienda, o baje su nivel de estar en guardia
y ello deriva en el pensamiento convencional, en aceptar sin dudar como
lógico lo que establezca una mayoría.
Ante el sistema de manipulación (el forzar voluntades humanas),
y el convencionalismo se activa en el cerebro del autista la señal de error, y
es por ello que no se imitan muchos comportamientos sociales que para él
carecen de sentido y son imprácticos. Como no necesita doblegar a los otros sino
cooperar con ellos de forma natural sus comportamientos sociales son muy
distintos. Como por ejemplo confrontar o rechazar a los demás sabiendo que ello
lleva a que le rechacen también, pero tiene la lógica de aquello que no es útil, estorba, y es mejor que no esté en el camino.
Por ello es una lucha constante para una mente autista alcanzar
el potencial de sus capacidades dentro de la sociedad gregaria. Pero, aún con
las limitaciones que le impone la adecuación, si logra condicionar su medio a
un ambiente favorable puede desarrollar un refinado pensamiento no convencional
profundamente lógico, que dicho en otras palabras es enfocarse más en ser práctico y
razonar que en idealizar y sentir. Este tipo de pensamiento es el que da lugar
a las innovaciones que han sido la base motor del progreso humano.
Para leer más sobre neuronas espejo: http://saludypsicologia.com/wp-content/uploads/2011/08/Las-Neuronas-Espejo-Marco-Iacoboni.pdf