En estos días me ha llamado la atención la conducta de un
infante que rondará los dos años de edad que difiere a los que generalmente observó
desde mi trabajo cercano a un jardín de infantes estándar.
Pensando en el tema que los estímulos en la primera infancia son los que determinan junto con la
genética como será el desarrollo hacia la adultez y considerando que en muchas
ocasiones se ha manifestado que existen cambios de conducta muy notorios en
niños de esa edad que comenzaron a hablar bastante bien y se relacionaban
socialmente para luego modificar tangencialmente su comportamiento por lo que
posteriormente son diagnosticados con autismo.
Si consideramos la premisa de que algunos estudios que se están realizando con base en analizar no una falta de conexiones o una discapacidad cerebral en el autismo sino su opuesto, un desarrollo cognitivo más acelerado que lleva al cerebro autista a madurar más rápido que el neurotípico pueda dar pie al entendimiento de como un niño con estas características pueda comprender mucho más de lo que se espera y realice razonamientos comparando patrones de comportamiento óptimos.
La observación realizada puede ser un ejemplo bastante claro de cómo un infante aún antes de tener nexos sociales más avanzados tiene capacidad para comprender y comenzar a percibir fallos en el comportamiento social de sus allegados y eso derive en que adopte al crecer una conducta diferente.
Del niño que observé de quien no conozco su grado en la neurodiversidad pero me
llamó la atención porque su conducta difería de la de otros de su edad, quizá
por mostrar aparte de autonomía algo de prudencia no muy característica en esa etapa aún cuando también podía mostrarse inquieto.
En la generalidad se considera que un niño de hasta dos o
tres años esté más enfocado en comprender el mundo tal cual se lo dicen, de
estar cerca de su fuente de apego y probar que tan atentos están
los otros de él, que no puede comprender el mundo fuera de lo que le acontece a
él, es decir no puede hacer inferencias sobre lo que hacen los otros. Que a lo
sumo tienda más a imitar a los adultos que a tener actos autónomos sin
dirección. Ya cuando entra a la escuela los padres saben que va a ir probando
salirse con la suya tratando de manipular al adulto y a la par es aleccionado
para que aprenda a que debe esperar a que el adulto le conceda lo que quiere.
Lo especial de este niño, que todavía no tiene edad para
entrar a jardín, del cual pude observar su proceso de sistematización y mostró
conciencia sobre cómo funciona la cooperación e intuyo las pautas que debía
realizar sin estar recibiendo orientación ajena. Realizó de forma correcta los
mecanismos que se supone dan como resultado lograr algo por las buenas evitando
ser excesivamente disruptivo, aunque fracaso en su intento por causas ajenas a
él. Eso marcaría una decepción en su mente en formación y quizá a partir de
ello en una toma de decisiones hacia no confiar en los demás.
Va el relato acompañado con lo que pude deducir de su
conducta:
El niño una semana atrás había entrado solo al negocio
que queda de paso hacia el jardín donde estudia la hermana, le sonreí y le
pregunte dónde estaba su mamá, cuando su madre le llamó inmediatamente obedeció
y fueron por la hermana. A la salida pasaron con otras personas y compraron
alguna golosina pero en los siguientes días no volvieron a entrar.
Hace unos días al pasar quería entrar al negocio quedándose solamente en la puerta y observando a su mamá a la distancia quien lo ignoraba por estar hablando con otra mamá mientras esperaban la salida del colegio. El niño podía verbalizar muy bien que quería entrar, parado junto a la puerta intentó llamar la atención materna hablándole muy fuerte para que lo escuchase sobre su conversación con un “vení entremos”, recordó que para entrar allí tenía que comprar así cambio su llamado a un “cómprame algo de aquí”. A diferencia de otros niños que desaparecen de la vista materna y corren hacia adentro o manotean algo, al notar que él esperaba se puede suponer que estaba muy consciente sobre que no podía entrar nuevamente sin compañía, recordando el evento previo dentro del local.
Hace unos días al pasar quería entrar al negocio quedándose solamente en la puerta y observando a su mamá a la distancia quien lo ignoraba por estar hablando con otra mamá mientras esperaban la salida del colegio. El niño podía verbalizar muy bien que quería entrar, parado junto a la puerta intentó llamar la atención materna hablándole muy fuerte para que lo escuchase sobre su conversación con un “vení entremos”, recordó que para entrar allí tenía que comprar así cambio su llamado a un “cómprame algo de aquí”. A diferencia de otros niños que desaparecen de la vista materna y corren hacia adentro o manotean algo, al notar que él esperaba se puede suponer que estaba muy consciente sobre que no podía entrar nuevamente sin compañía, recordando el evento previo dentro del local.
En la literatura pediátrica se informa que los niños de
esa edad ya pueden relacionar cosas y sucesos, aparte de recordar indicaciones precisas
inmediatas pero lo que hizo a continuación es lo que marca la diferencia de
conducta.
Lo que se puede observar en niños de esa edad es que se
conforman con la negación paterna y se olvidan del tema que fue negado.
Solamente cuando los padres les han concedido algo es cuando pueden comenzar a
insistir y ya cuando tiene un par de años más saben que si quieren un objeto
puede ser que los adultos se los concedan si los ponen bajo presión. Pero este
niño esperaba lograr sin presionar ni insistirle a su madre.
Al notar la falta de cooperación materna dejó de hablarle
e innatamente realizó lo que se llama procrastinar, es decir pensar que podía
esperar para obtener lo que precisaba más adelante. Así que se fue cerca de
ella y no hablo más el asunto. La procrastinación pudo observarse cuando se
conjuntaron los siguientes elementos que demostraron que el niño no se olvido
de su deseo, sino que sólo lo postergó para un momento que analizó más
apropiado.
Al seguir escuchando lo que manifestaba el niño fuera del
negocio se pudo percibir que entendía la secuencia de que sólo regresarían y
pasarían por el negocio una vez que hubiera salido la hermana. Así es muy
factible que hubiera razonado que su mamá concedería su deseo en esa situación,
como había ocurrido una semana antes. Inquieto comenzó a correr de un lado para
otro rondando a su madre, pero preguntaba en general sin dirigirse a ella en
específico “¿cuándo sale?” y a expresar su deseo “qué ya salga”.
A la salida del colegio comenzó a seguirlas pero al
percibir que cambiaban de rumbo tironeo a la mamá y le recordó que “él quería
entrar ahí”. La mamá no se lo permitió tironeándole para el lado contrario y
obviamente el niño reaccionó haciendo un breve escándalo puesto que haber
esperado todo lo que sabía debía esperar y que ello no resultarse en lograr la
cooperación de su madre confiere una razón lógica para la frustración.
Puede ser que haya comprendido en ese momento que no fue
funcional procrastinar y haber sido respetuoso, aunque ante su empacamiento obtuvo
de su madre la promesa de que entrarían al siguiente día.
En esa ocasión la mamá pasó con el niño en brazos y
cuando él notó que pasaban de largo hizo el ademán de querer bajarse en
dirección al negocio, la mamá lo abrazo más fuerte y siguió caminando. Él
comenzó a llorar decepcionado al darse cuenta del engaño diciendo compungido “pero
si tú me lo prometiste, tú me lo prometiste ayer”.
Así ese niño aprendió que las promesas no se cumplen, que
la gente miente para ganar tiempo y lograr que él espere considerando que se le
va a olvidar. Por lo cual es probable que comience a desconfiar si no existe un
evento que compense ese hecho.
Parece un niño bastante seguro de si, mientras estaba
escribiendo este relato y lo observaba note que corriendo se tropezó con un
plástico cayendo de bruces sobre el pasto, solo se incorporo sin pedir ayuda,
tampoco lloró sino que se levanto, se sacudió las manos, miró a su mamá que quizá
le pregunto algo y siguió caminando, sólo le dio la mano para cruzar la calle y
luego cada quien caminaba por separado, él detrás suyo. Cuando paso por el
negocio él se retraso un momento en la esquina, note que la madre seguía de largo pero buscando
al niño no lo vi cerca de ella y luego apareció acelerando el paso para
seguirla. Es probable que haya visto en ese lapso a través de las ventanas y de
alguna forma resuelto en parte su curiosidad y así luego continuar el camino
junto a su madre.
En mi caso recuerdo que fue en mi etapa preescolar cuando
percibí que no era funcional ni seguro confiar en los otros, por lo cual decidí
ser más independiente y no pedir ayuda, sino ver como podía arreglármelas por
mi cuenta y eso puede explicar mi conducta ermitaña y con tendencia hacía
querer ser autosuficiente y por ende mi escasa habilidad para lograr
coordinarme con otros.
Referencias:
http://esmateria.com/2014/03/13/el-cerebro-de-este-chico-podria-descifrar-el-autismo/?all=1
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