Hasta principios del siglo XX las personas dentro de lo que
ahora se le denomina Coeficiente del Espectro Autista se les denominaba
simplemente dementes en la categoría de Enfermos Mentales.
En 1912 el psiquiatra Eugene Breuler se dio a la tarea de
ordenar clasificaciones para poder precisar los diagnósticos y así fue el
primero que acuño palabras para ser incorporadas al vocabulario médico como:
esquizofrenia, ambivalencia y autismo.
Ello sirvió para establecer de forma clásica dos definiciones en cuanto a trastornos mentales:
"Neurosis: Afectan en mayor grado a la percepción del sujeto sobre sí mismo, y a su nivel de agrado, de plenitud y de integración del yo, así como a sus relaciones con el entorno social y familiar más cercano; sin embargo, no presentan los síntomas usuales de desconexión con la realidad y amplio alejamiento de la vida social, pueden desempeñarse laboral y académicamente.
Psicosis: Abarcan la manifestación más claramente asociada a la enfermedad mental, sus síntomas clásicos incluyen alucinaciones, delirios y grave alteración afectiva y relacional, estos trastornos suelen tener un factor orgánico bastante pronunciado como los Trastornos Depresivos y Bipolares, aunque las esquizofrenias son claramente las de mayor repercusión personal, social y familiar dado su carácter crónico y degenerativo caracterizado por los elementos propios de todos los trastornos psicóticos a los cuales se añaden la desconexión con la realidad y el aplanamiento afectivo."
Si bien el concepto de Breuler era que
el autismo formaba parte de los síntomas de la esquizofrenia, definiéndolo como
una “función compuesta alterada de la relación con la realidad”. Lo que estableció como esquizofrenia sin estados psicóticos fue:
“No hay alteración
primaria de la percepción, orientación, memoria, sensaciones, conciencia,
motilidad. Estas funciones simples están intactas y si parecen perturbadas es
por la alteración de los procesos afectivos y de asociación. Son estas últimas
las funciones simples alteradas.
No hay una pérdida de
la realidad generalizada, sino sólo en algunas
cuestiones que amenazan contradecir los complejos.
Otras funciones
compuestas alteradas son la atención, la voluntad, la actividad y el comportamiento.
No está alterada la inteligencia; la «demencia» esquizofrénica es producto del deterioro
de las otras funciones.
Del autismo parten
muchos de los síntomas accesorios: alucinaciones, ideas delirantes, perturbaciones
accesorias de la memoria, despersonalización, alteraciones del lenguaje y la escritura,
algunos síndromes agudos como los estados crepusculares u oníricos y los
síntomas catatónicos (estupor, mutismo, estereotipia, amaneramiento, catalepsia,
hiperquinesia, negativismo, obediencia automática —ecolalia, ecopraxia—,
automatismos espontáneos, impulsividad.
Otros síntomas
accesorios son los somáticos: alteraciones encefálicas, endocrinas, cardiovasculares,
hematológicas, glandulares, exocrinas, metabólicas, respiratorias, neurológicas,
sensoriales, etc.”
Descripción que concuerda en algunos aspectos con algunas manifestaciones del autismo, dentro de la clasificación actual, por lo cual en ocasiones a éste se le diagnostica como esquizofrenia.
En 1943 el psiquiatra Leo Kanner realiza la primera
descripción sobre el autismo que dio la idea de personas con nulo o poco
lenguaje verbal, bajo coeficiente intelectual o posible retraso (dado que no
aprobaban los exámenes de CI), comportamiento autoestimulatorio y extraños
movimientos, considerándolo como “un síndrome conductual que se manifiesta por
una alteración del lenguaje, de las relaciones sociales y los procesos
cognitivos en las primeras etapas de la vida”. Quedando esta primer definición
en el imaginario colectivo. En la actualidad se considera que se refiere a autistas
de alto o bajo rendimiento, con algún grado de incapacidad para conectarse con el mundo y las personas:
“Iba de un lado a otro
sonriendo, haciendo movimientos estereotipados con los dedos, cruzándolos en el
aire. Movía la cabeza de un lado a otro mientras susurraba o repetía el mismo
soniquete de tres tonos. Hacia girar con enorme placer cualquier cosa que se
prestara hacerse girar…
Cuando lo metían en
una habitación, ignoraba completamente a las personas y al instante se iba por
los objetos, sobre todo aquellos objetos que se podían hacer girar… empujaba muy
enfadado la mano que se interponía en su camino o el pie que pisaba uno de sus
bloques…”
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En 1944 el pediatra Hans Asperger describe niños con ciertas
similitudes a las observadas con Kanner pero no tan marcadas, todos con
capacidad de habla, desarrollo del lenguaje incluso superior a lo esperado en
su grupo de edad, inteligencia normal o superior, capacidad para estar en grupos
sociales pero mostrar una conducta atípica, desafiante o extraña. Apareciendo
las conductas que indican el trastorno cuando las habilidades de contacto
social comienzan a desempeñar un papel fundamental en la vida de las personas. Por lo cual lo denomino Psicopatía autista
puesto que las personas en el afán de realizar lo que tienen en mente pueden ignorar
las necesidades de las otras personas.
Diferenciándose del concepto del autismo de Kanner principalmente por ser menos visibles sus manifestaciones, por la
habilidad para comunicarse y por su capacidad de respuesta que permite someterse a un examen de CI. Las evidencias disruptivas se presentan cuando su capacidad es superada por una demanda social. Siendo confuso poder realizar
un diagnóstico porque aparentemente nada indica que tengan imposibilidad para la realización de tareas sociales. Por lo cual suele confundirse en un diagnóstico "a ojo" con
patologías como las psicosis dadas manifestaciones abruptas en cambios de
carácter ante la frustración o la ansiedad. O con la psicopatía por tener
algunos rasgos en común pero diferenciándose de ésta porque la persona dentro
del espectro autista tiene escrúpulos y siente culpa, intenta compensar un daño
cuando encuentra lógico hacerlo.
Se establece dentro de la clínica que una persona con
Síndrome de Asperger puede llegar a desarrollar una psicosis como una
comorbilidad, pero que no puede llegar a ser un psicópata al ser polos
opuestos como expuso el Dr. Simón Baron Cohen en 2011 dentro de su libro “La
ciencia del mal”.
Con el fin de aclarar las diferencias entre esas dos
entidades y el Síndrome de Asperger se incluyen las características de las
mismas:
"Psicosis: En las psicosis la perturbación es de tal magnitud
que la apreciación de la realidad es defectuosa y particular.
La psicosis es una enfermedad que conduce a que el
inconsciente se torne consciente y tome posesión del control sobre el
individuo.
El individuo es peligroso para sí mismo, la
sociedad o los demás (juicio desviado).
Se afecta toda la personalidad, el sujeto se encuentra
desorganizado, desintegrado, falto de armonía, le falta discernimiento para
darse cuenta que está enfermo psiquiátricamente y se alteran casi todas sus
funciones psíquicas. Se presentan síntomas inadecuados, pero específicos,
duraderos, crecientes y progresivos.
Todos los síntomas anormales como alucinaciones,
delirios, etc., son vividos como una realidad y se manifiestan en su
comportamiento conductual."
"Psicopatía: Los
psicópatas no pueden empatizar ni sentir remordimiento, por eso
interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las
utilizan para conseguir sus objetivos: la satisfacción de sus propios
intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal.
La
falta de remordimientos radica en la cosificación que hace el psicópata del
otro, es decir el quitarle al otro los atributos de persona para valorarlo como
cosa es uno de los pilares de la estructura psicopática.
Los
psicópatas tienden a crear códigos propios de comportamiento, por lo cual sólo
sienten culpa al infringir sus propios reglamentos y no los códigos comunes.
Sin embargo, estas personas sí tienen conocimientos de los usos sociales, por
lo que su comportamiento es adaptativo y pasa inadvertido para la mayoría de
las personas.
Además,
los psicópatas tienen como característica el tener necesidades especiales y
formas atípicas de satisfacerlas, que en general implican cierta ritualización.
El acto psicopático hacia el otro se configura mediante la necesidad del
psicópata y su código propio, que desde su punto de vista lo exime del
displacer interno.
El
problema de las necesidades de los psicópatas es que al no ser compartidas por
el grupo, no pueden ser comprendidas ni generar empatía, por situarse fuera de
las leyes de la costumbre y del bien común, aunque estas necesidades son
sentidas con fuerza e impelen a la acción del psicópata.
Además
los psicópatas tienen un marcado egocentrismo, una característica que pueden
tener personas sanas pero que es intrínseca a este desorden. Esto implica que
el psicópata trabaja siempre para sí mismo por lo que cuando da, es que está
manipulando o esperando recuperar esa inversión en el futuro.
Otra
nota común es la sobrevaloración de su persona, lo que los lleva a una cierta
megalomanía y a una hipervaloración de su capacidad de conseguir ciertas cosas
y la empatía utilitaria, que consiste en una habilidad para captar la necesidad
del otro y utilizar esta información para su propio beneficio, lo que
constituye una mirada en el interior del otro para saber sus debilidades y
obrar sobre ellas para manipular."
En 1979 las psiquiatras Lorna Wing y Judith Gould usaron el concepto de espectro autista. Con base en sus estudios definen al autismo como un continuo más que "como una categoría diagnóstica, como un conjunto de síntomas que se puede asociar a distintos trastornos y niveles intelectuales. Los rasgos del espectro autista no se producen sólo en personas con trastorno profundo del desarrollo, sino en otras cuyo desarrollo está afectado por diferentes causas... Las alteraciones sintomáticas del espectro autista son las que definen esencialmente las estrategias de tratamiento, más que las etiquetas psiquiátricas, neurobiológicas y psicológicas con que se definen los cuadros".
Lorna Wing desarrolló los conceptos que son utilizados como base para el diagnóstico: Trastorno de la reciprocidad social, trastorno de la comunicación verbal y no verbal, ausencia de capacidad simbólica y conducta imaginativa, patrones de actividad e intereses.
En 1981 Lorna Wing da a conocer las investigaciones de Hans Asperger e introduce el término Síndrome de Asperger en su publicación titulada "Asperger´s Syndrome: a Clinical Accout"
En 1979 las psiquiatras Lorna Wing y Judith Gould usaron el concepto de espectro autista. Con base en sus estudios definen al autismo como un continuo más que "como una categoría diagnóstica, como un conjunto de síntomas que se puede asociar a distintos trastornos y niveles intelectuales. Los rasgos del espectro autista no se producen sólo en personas con trastorno profundo del desarrollo, sino en otras cuyo desarrollo está afectado por diferentes causas... Las alteraciones sintomáticas del espectro autista son las que definen esencialmente las estrategias de tratamiento, más que las etiquetas psiquiátricas, neurobiológicas y psicológicas con que se definen los cuadros".
Lorna Wing desarrolló los conceptos que son utilizados como base para el diagnóstico: Trastorno de la reciprocidad social, trastorno de la comunicación verbal y no verbal, ausencia de capacidad simbólica y conducta imaginativa, patrones de actividad e intereses.
En 1981 Lorna Wing da a conocer las investigaciones de Hans Asperger e introduce el término Síndrome de Asperger en su publicación titulada "Asperger´s Syndrome: a Clinical Accout"
Referencias (Nota: los párrafos entre comillas indican que fueron tomados completamente desde la fuente):
Breuler: un pionero. Liliana Elstein http://www.intercanvis.es/pdf/07/07-05.pdf
Para quienes lo hayan leído hace unos minutos agregue lo que faltaba de Lorna Wing
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