lunes, 19 de agosto de 2013

Mutua intolerancia

La serenidad es un estado muy frágil, donde una imposición hace que se rompa. Incluso hasta con un leve comentario.

Opinando con una madre que posteaba algo sobre que la interacción social es lo único que ha permitido que la humanidad avance. El autor del post, manifestaba que si el autismo fuese natural nunca habríamos salido de la época de las cavernas. Al darle mi opinión sobre que la neurodiversidad es lo que ha permitido los avances en la especie, que el autismo siempre ha existido, y que tiene ventajas para la humanidad como la hiperracionalidad, el enfoque y la sistematización, el tener ideas que no sean las del común… entramos en una mutua intolerancia.

Ella me respondía que yo no entendía, y que cualquiera de las características que le diera estaban presentes en los neurotípicos, que sólo cuando me enfrentase a estar todo el día con un niño con autismo podría debatir con ella. Y mis respuestas eran de que no todo es desventaja, porque en los autistas las características que mencione están más desarrolladas, dado que en el cerebro de los neurotípicos al concentrarse en otras personas no permitía tal grado de enfoque. Como dicen los neurocientíficos el cerebro o sistematiza o empatiza, pero no puede hacer las dos cosas al mismo tiempo. Terminamos ambas molestas.

La cuestión que analice es que cuando una persona, un padre, se enfoca en considerar el autismo como una patología y como una seria desventaja, si se toma como premisa que sólo lo social es lo que hace al ser humano el punto summum de la creación (leyéndolo tiene lógica para la mente neurotípica dado que innatamente perciben el mundo en función de jerarquías y liderazgos) entonces lo que hace es estar nutriendo lo que se llama indefensión adquirida, porque se concentra en que todo es una patología que tiene que remediar. Así pues toda conducta “anómala” que observe le hace estar tenso, sufrir el autismo de su hijo.

Y si lo sufre, considerando que el cerebro autista retiene y memoriza más información captada por los sentidos de forma pasiva, entonces éste va a tomar lo que digan o sientan sus padres del autismo como base de sus razonamientos posteriores. Digamos que si en el hogar, o donde pase más horas uno, están haciendo llegar continuamente esa información y que nosotros reaccionamos más a conocimientos que a acciones, entonces es ahí como empezamos a saber que ser asociales es fuente de sufrimiento para nosotros, de decepción para los otros y límites para nuestra calidad de vida, porque la mayor parte de la gente esperará, a pesar de nuestras cualidades o habilidades que seamos sociales, siendo para ellos el máximo valor. 

De hecho para los que descubrimos que somos autistas de adultos, se nos quita un peso de encima reconocer que hemos logrado vivir en sociedad siendo asociales, que hemos logrado cosas para ser independientes y quitarnos los condicionamientos de lo que "deberíamos" ser para los demás, intentando vivir sin perjudicar ni que nos perjudiquen, buscando un equilibrio natural en las relaciones sociales, si no existe no las tenemos, simplemente. No nos adaptamos a las jerarquías y sólo nos relacionamos con quienes potencialmente sean iguales o tengan alguna habilidad que conjuntamente nos sirva.


Causa - consecuencia

Muchas veces se preguntan porque un autista es más funcional que otro, pues se basa en la autoestima. El autista escucha lo que se dice de él y le queda como referente, incluso nos comparamos con los otros porque es parte del proceso de calibrarse con el mundo exterior, estamos también influidos por lo social aunque no seamos tan hábiles para imitar comportamientos de forma innata. 

La autoestima parte de lo que se percibe del entorno, de reconocer tanto uno como los demás las habilidades, se entiende que éstas compensan los defectos, y que algunos defectos de personalidad pueden ser corregidos a través de las habilidades. La habilidad es una sensación de que las cosas se hacen sin esfuerzo, sin contraposiciones o éstas se logran vencer.

La habilidad que desarrolla un autista siempre es propia, y un neurotípico puede imitar habilidades en otro pero carecer de las mismas, por eso parece que es más funcional. Pero la mente neurotípica sabe que para ser funcional depende de otros y por eso se aferra a lo social, si no tuviese a quien copiar buenos patrones de comportamiento o solución de problemas entonces un neurotípico que se tuviese que enfrenar solo al mundo se quedaría tan indefenso y tan inhábil como un autista tratando de sociabilizar conjuntamente en una multitud.

Así pues mi enfado y mi intolerancia fue porque mientras las personas sufran al autismo, sobre todo los padres, entonces crean un clima de tensión en el hogar, que se manifestará en que el niño se sentirá inseguro consigo mismo y sin poder desarrollar herramientas para poder vivir en sociedad sin tanta ansiedad. 

Si consideramos que la ansiedad es lo que nos hace movernos como una forma de relajación (tenemos que hacer algo para descargar la adrenalina), que nos concentramos en captar el mundo y dejamos de poner atención a algo en específico para poder encontrar ayuda o una solución en lo externo, que ambos comportamientos son producto de nuestro innato control de la ansiedad y que a la par son lo que altera a los demás, entonces se entra en un círculo vicioso donde la atmósfera de tensión crea la necesidad de conductas no socialmente productivas.

domingo, 18 de agosto de 2013

Serenidad en la no coordinación

A raíz de analizarme en la experiencia de vivir por primera vez completamente sola, podría sugerir un cambio en la definición de "El Síndrome de Asperger es un trastorno profundo del desarrollo cerebral caracterizado por deficiencias en la interacción social y en la coordinación motora" a un:

El Síndrome de Asperger es un desarrollo cerebral caracterizado por presentar una dificultad en la coordinación social y en ocasiones motora. Donde se hace complejo desarrollar apego (entendiéndose como capacidad de proyección de actividades a futuro con otros)  y donde los estados emocionales de los demás no representan información válida para una toma de decisión.

En si la acotación sobre los estados emocionales va porque uno no prioriza si se siente con ánimo o no para hacer algo que se necesita, dado que nadie más lo puede hacer por uno, entonces tiene que ocuparse y dejar de lado las emociones. Ése, considero, es el principio de actividad de un autista. Y por ello resulta tan complejo entender a los neurotípicos donde pueden priorizar sus emociones antes que sus acciones ya que esperan el respaldo de los demás.

Y aún observando a la gente, comprendiendo su lenguaje corporal, sabiendo que significa pues tampoco sirve mucho para coordinarse, ya que nosotros lo hacemos a nivel racional, con base en argumentos que el otro tiene que convalidar para realizar una acción y lo mismo esperamos de ellos.

Ya en mi tierna infancia había notado cómo, cuando no tengo que coordinarme con los demás, siento que tengo más control de mi propia existencia, cuando en las decisiones que tomo no tengo que considerar a otro. Eso me da una sensación de estar en paz conmigo misma, de hacer las cosas de forma que para mí resuelven eficientemente mis necesidades y no me traen consecuencias o problemas, sobre todo porque evito en lo posible pedirles colaboración a los otros, así no sufren repercusiones directas.

Mis estados de ansiedad surgen cuando tengo que “pensar” que van a hacer o decidir los demás, como para poder coordinarme con ellos. Simplemente porque lo ignoro, no tengo suficiente información para saber, aunque los conozca cómo pueden decidir en una situación particular. De hecho lo mejor es esperar que me informen y luego de ahí partir a ver que puedo yo hacer.

En eventos donde tengo duda lo único que puedo saber es lo que yo sí puedo hacer, y dejar de preocuparme por los otros, cruzando los dedos para que salga conforme a sus requerimientos. Analizo mi contexto, decido y realizó, casi nunca los espero salvo cuando lo que voy a hacer les afecte o repercuta directamente más a ellos que a mí, esa es la única ocasión en que me freno.


Sintiendo el lenguaje corporal

He notado en estos meses de no tener a nadie cerca por muchas horas, como mis hombros se relajan, como me siento menos tensa. Y también he podido percibir como voy reaccionando cuando tengo que interactuar con o por alguien. La sola idea de destinarles tiempo hace que sienta presión en los hombros, pero conforme se va dando una buena dinámica, donde ellos hacen su parte sin tener que convencerlos de algo o siento que deduzco correctamente lo que cubre su necesidad (sin nadie que me indique cómo, llegando a la conclusión por los conocimientos que tengo ya adquiridos) entonces me voy relajando. La ansiedad siempre surge cuando tengo que pensar por ellos.

No suelo sentir el cuerpo, sólo en estados agudos de estrés y luego de estar rodeada de gente por muchas horas van surgiendo las manifestaciones gástricas. Entre más relaciones sociales he de experimentar, más gastritis tengo, y eso es probable porque lo que puedo percibir de los otros es contrario a mi forma de hacer las cosas, de decidir, Así es altamente probable que inconscientemente cada persona que veo, o por la que tengo que hacer algo, represente una amenaza, que frena mis procesos digestivos, hasta que note que no tiene interés o cesa su interacción conmigo. Incluso con la gente que estimo, dado que en algún momento pueden molestarse o exigirme algo, no puedo estar tranquila más que brevemente.


El deseo de saber y de comunicarse

También he notado que estando sola mi necesidad de escribir y comprender el mundo disminuye, no me surgen inquietudes de porque las personas reaccionan o porque tienen conflictos conmigo. Me basta socialmente leer un poco historias de vida, compartir de forma puntal a alguien alguna experiencia, pasear un poco y el resto no se en que se me va… se me diluye, pero me siento serena.

Así puedo deducir que entre más estrés social sienta, surge más necesidad de obtener información de alguna forma y participo más en grupos o leo mucho más y de diferentes temas. Es curioso porque en esas épocas escribir es un acto de descarga, vienen imágenes de cómo voy comprendiendo la información que leo, es muy fluido… diría que hasta mágico. Es decir, necesito para tranquilizarme mayor actividad mental. 

En cambio serena, sin necesidad, escribir pierde la magia sólo son palabras las que vienen a mi mente y me cuesta más porque no es preciso poner en ningún lenguaje lo que hago para compartirlo, jaja así se me van quedando borradores de temas que siento que no están bien estructurados o les falta algo pero no me da por investigar. Ya no me siento "viva" indagando. Más bien siento plenitud en esta mi peculiar soledad, donde tengo la sensación de que puedo hacer todo lo que desee.