domingo, 30 de marzo de 2014

La empatía en el espectro autista es como la Fórmula de Euler

El término empatía cero positiva lo definió Simón Baron-Cohen a la falta de respuesta hacia las actividades ajenas que se observan en el espectro autista (del cual forma parte el Síndrome de Asperger) al no ver señales de respuesta emocional correlativa, ni en lenguaje no verbal ni en acciones cuando observan a los otros.

Algunos otros investigadores llegan a decir que las personas dentro del espectro autista simplemente no las perciben, que hay una deficiencia neuronal y por eso no reaccionan. 


En un estudio reciente con resonancia cerebral se ha comprobado que sí se perciben pero que las reacciones neuronales posteriores no son similares. Se demostró que la percepción en el espectro autista (ASD en la imagen por sus siglas en inglés) de que le pasa algo al otro está intacta y "los resultados muestran que los mecanismos de simulación que participan en la empatía emocional se conservan en los individuos de autismo de alto funcionamiento, y sugieren un aumento de reevaluación que puede tener un papel en su aparente falta de conducta humanitaria".(1)

La falta de respuesta preocupa a los profesionales porque "los déficits de la empatía se han considerado un elemento clave en las dificultades que experimentan las personas con un Trastorno del Espectro Autista (TEA) para integrarse en la vida social. La vida social es un toma y daca, cuidamos porque esperamos que nos cuiden, queremos porque esperamos que nos quieran y la persona con un TEA puede ser progresivamente segregada porque no cumple las reglas no escritas de las relaciones sociales, no responde adecuadamente".(2) En otras palabras, y desde mi experiencia puedo decir que uno no tiene las expectativas de que los otros vayan a hacer algo por él de forma innata.


¿Existe falta de conducta humanitaria?

Si lo tomamos literalmente podemos decir que no, porque aún cuando las personas dentro del espectro autista no respondamos con lenguaje no verbal y conductas de "apapacho" hacia el otro, de querer reconfortarlos, cuando percibimos que algo se necesita hacer o resuelve un problema lo hacemos si tenemos la capacidad para ello. Ese es el único límite nuestra habilidad. Resolver problemas y que al ser concretos pueden derivar en ayudar a otros ¿acaso no es lo útil de la empatía? y como dice Temple Grandin de hecho la empatía del autista no sólo se focaliza en nuestra misma especie, sentimos empatía con todo lo que nos rodea, con las cosas, con los hechos, con la naturaleza.

La empatía como simple percepción del estado de ánimo y contagio emocional no sería de ninguna utilidad si no llevase a algo. En muchos de los textos que puedo leer noto que siempre se refieren a la empatía como a la emoción en función de los otros, al contagio emocional, percibirla y sentir lo mismo donde consideran que los otros deben ser el móvil de uno. Pero se olvidan de la empatía funcional que son las cosas que uno hace, y que creo es lo que en realidad moviliza en el cerebro para las emociones el "qué y cómo", para resolver lo que se percibe como un problema.


La empatía la definen como:

La capacidad de sentir el estado emocional del otro y al mismo tiempo ser conscientes de la respuesta que indujo el estado emocional en el otro. Ahí podemos decir que la percepción tanto de lo que pasa como de las reacciones del otro si están pero uno se enfoca en la situación no en la persona. Imagínese la siguiente escena una persona viene corriendo, llorando y estresada, todos le dicen que se calme que no pasa nada, que ya pasó, centrándose en contener a la persona. El autista estaría viendo al entorno y podría observar que viene una patota con garrotes atrás y que lo mejor sería huir. ¿Qué sería más humanitario? quedarse a contener o decirles a los otros ¡reaccionen por qué sigue el peligro!

"La empatía es un proceso de múltiples componentes, que consiste principalmente en la experiencia compartiendo y la atribución de estados mentales"(3). Quizá si lo analizamos como palabras textuales podemos concordar con una carencia, una de las características que tiene el Asperger es que comparte todo lo que conoce pero no puede suponer como se siente el otro. La atribución de estados mentales es una mera y simple suposición, pero para esa carencia existe una adecuación que es atribuir resultados en función de las acciones que hacen los demás, ahí si se puede suponer a dónde quieren llegar. ¿Qué es más lógico pensar: cómo se siente (que puede estar influenciado por cómo quiere que lo miren) o pensar en lo que hace otro y que va a tener una repercusión directa en lo que uno hace?


"El contagio emocional es un precursor de la empatía emocional"(4) que permite que otra persona al observar al otro piense y reaccione "utilizando las mismas redes neuronales que la persona que lo experimenta" (5). Ahí podemos ver la diferencia porque aunque uno percibe las redes neuronales que se activan son diferentes. Mientras en la neurotipia las redes que se activan son las que permiten la contención para otros, en el autismo se activa la memoria y la experiencia de cómo se pueden resolver sin demasiados apoyos.

El proceso es similar, es decir, pensar que lo que observa le está aconteciendo y que necesita resolverlo por lo cual se reacciona como le gustaría que reaccionaran si le pasara. Así para un autista negar la realidad evidente (que suele ser el signo de la contención emocional) no es como reaccionaría y es lo que le distingue. Uno no puede encarnar (hacer propios) los sentimientos ajenos porque no le está sucediendo lo mismo.

Los textos que puse en cursivas me llevan a deducir que la idea de empatía estaría relacionada al beneficio de la especie. Y si hablamos de beneficio ese lado también está resuelto porque aún sin "contagiarse de los demás" se percibe en autistas de alto funcionamiento una preocupación por hacer cosas que sean aplicables y útiles; que resuelvan problemas. Si eso beneficia a los demás ¿no sería la función de la empatía? Ahh cierto, si no es intencional hacia las personas no se puede considerar como parte de la misma... aunque les beneficie... como que no les gusta ser "segundos" por su mentalidad gregaria. (Me permití una licencia irónica). 

Si lo tomamos como definición no somos empáticos (apropiarnos de los sentimientos ajenos) pero si lo tomamos como la acción que deriva de la percepción para resolver un problema si lo somos y en ese sentido es cuando nosotros dudamos que las personas neurotípicas puedan ser empáticas.

Notamos que la empatía funcional no es ejercida de continuo por los neurotípicos, no van por la vida sintiendo a todos, sólo perciben las de aquellos que les interesan y con quien van a tener, o desean tener, actividades en conjunto. Por ejemplo las personas neurotípicas pueden sentir emociones y responder a ellas, incluso mimetizarse con otros seres humanos, a veces empatizar con animales o cosas pero no las "sienten" si no les confieren cualidades humanas. El cerebro neurotípico continuamente piensa "con quién" y ahí es cuando sienten emociones.

Si consideramos que en el cerebro neurotípico es característico asignar prioridades aunado a la identificación con el otro con conductas semejantes podemos entender su antropocentrismo y porque les cuesta entender la empatía del autista que abarca mucho más de lo que ellos pueden percibir.


La empatía emocional dentro del espectro autista

Lo que mencionan los científicos es que la empatía emocional está presente pero la reevaluación cognitiva adecuada es ausente o disfuncional, eso genera mayor angustia al no poder regular las emociones a través de la reinterpretación del significado de un estímulo emocional. "La atribución de estados mentales y la toma de perspectiva son los procesos clave que garantizan la experiencia de preocupación empática en vez de la angustia personal".(1)

Concuerdo con que uno se angustia al no saber que hacer con los otros pero no creo que sea por una reinterpretación inadecuada del estimulo emocional. Si consideramos que lo que hacen los neurotípicos es suponer lo que le pasa al otro y como realizan las mismas actividades y muchas veces tienen las mismas expectativas es más probable que le "atinen" y por ende tengan una gratificación inmediata y menos ansiedad. Pero un autista difiere en intereses y la mente es más objetiva por tanto tiende a "atinarle" menos, si no es un asunto que se resuelva con lógica, así la respuesta inadecuada de los otros en función de las propias expectativas es lo que genera la angustia.

Al pensar en el tema de la diferencia en la imagen cerebral donde se percibe un aumento en la reevaluación es fácil explicar la diferencia. Las personas que estamos dentro del espectro autista razonamos lo que vamos a hacer con los otros. Se observa la situación, se evalúa, se ven alternativas y se hace un análisis de la posibilidad de acción cuando no se siente armonía. El cerebro está más activo, la imagen lo demuestra.

Si tuviésemos que responder emocionalmente entonces no podríamos pensar al mismo tiempo. El no pensar es lo que se percibe pasa muchas veces durante el contagio emocional. Es claro lo disfuncional que puede llegar a ser en momentos de caos cuando muchas personas sienten lo mismo, lo único a lo que les lleva es a reaccionar igual sin saber que hacer, a "tontas y locas" como las hormigas cuando se les asusta.

¿Es una desventaja para la integración social no responder a estados emocionales? ¡Sí! pero es una ventaja para la sociedad que no lo hagamos porque alguien puede mantenerse en su eje. Eso tiene un precio, la dificultad de compartir la alegría que no tiene una razón... la felicidad del "porque si".


Las diferencias de pensamiento-reacción

Me aventuro a decir que en nuestro caso al no estar el otro ser humano como móvil se elimina el "con quien" (neurotípico) y se agrega un "para qué". Temple Grandin lo define como objetividad. El hacer lo que se debe hacer sin importar para quien sino ese para qué: "mis decisiones se guían por el razonamiento y no por los sentimientos. Tengo reputación en mi trabajo con la ganadería por mi objetividad. Puedo dar una evaluación objetiva del trabajo de otro científico aunque lo odie como persona; he observado que a muchas personas les cuesta hacer esto."(6)

Hace poco vi una película japonesa que se titula "La fórmula preferida del profesor" donde cuando la explican creo que es como podría definirse la empatía cero del autista. Cuando se unen elementos donde ninguno tiene relación entre sí, "si un humano suma una sola cosa la expresión se transforma. La contradicción está resuelta. Es cero, el reino de la nada que los abarca a todos".(7) Así la empatía del autista abarca todo, absolutamente todo lo que le rodea.

ei · π + 1 = 0


De las emociones y su percepción

Según los textos indican que para que se de la empatía se deben percibir tanto las emociones ajenas como las propias y responder. De las ajenas a nivel consciente sé porque difiere mi respuesta.

En mi caso existen emociones observadas que no me provocan reaccionar cuando:

  • Analizo que la situación por la que pasa una persona es el resultado de sus acciones y sean buenas o malas es algo que corresponde. Al tener la claridad de que somos individuos distintos y que ninguna de sus acciones, si no tenemos un vínculo, repercutirá sobre mi no "siento nada".
  • Si es una persona con quien tengo acciones en común (vínculos) incluso si está furiosa o dice amarme por algo que supuestamente tiene relación conmigo percibo su emoción pero analizo sus dichos en función de si tienen o no razón de ser con respecto a lo que soy consciente de haber realizado.

Percibo mis emociones cuando vienen derivadas de mi participación en el evento, si existe alguna relación con lo que yo haga o con lo que vaya a hacer. Ahí tengo en claro y sé racionalmente que: siempre que uno tiene expectativas cuando éstas se cumplen uno siente alegría, cuando uno nota problemas y no sabe que hacer siente perplejidad, si se complica hacer siente malhumor y si percibe uno que boicotean o se burlan siente odio. 

Pero ¿cómo saber que siente el otro con sólo verlo?, ¿cómo sé cuáles fueron sus expectativas o porque está reaccionando de alguna forma que no comprendo con base en las actividades que le observé realizar? y si está enfurecido ¿en qué lo boicotee si yo estaba en lo mio?, ¿cómo si me reprochan que soy insensible o que les falle puedo decirles que sólo sé que hice lo que debía hacer? que me produce perplejidad que me estén cuestionando cuando no puedo saber en qué me equivoque y sólo veo reacciones que no puedo analizar sin un contexto.

Para todo ser humano no sólo para los que estamos dentro del espectro autista poder expresar lo que sentimos verbalmente es complejo (quien lo niegue les respondo que por algo existen los psicólogos). A los neurotípicos al costarles analizar por qué hacen algo individualmente pueden usar frases comunes o doctrinas aprendidas, inventar excusas porque buscan aminorar los estados emocionales de los otros, pero de ahí que eso es lo que realmente les haya acontecido puede existir un abismo de distancia.


Uno para explicarlas debe de comprender y ahí es lo complejo ¿cómo comprendo algo de lo que no soy consciente? ¿cómo puedo explicar que siento lo que siento si no lo sé en específico? Las emociones son un reflejo no son algo que uno razone y como decía antes van relacionadas con las acciones.

Para poder comprender una emoción tanto mía como de los otros sólo lo he podido lograr entendiendo el contexto: recordando las escenas, las acciones de ambas partes, o bien cuando me narran cual es la visión ajena de lo acontecido. Es decir analizando.

En si las emociones positivas nadie las analiza, simplemente se disfrutan, donde entramos en "camisa de once varas" es cuando son emociones negativas que son las que producen reacciones a la defensiva de los otros y por ende problemas. 


De nada me ha servido que me muestren emociones y cuando pregunto ¿por qué? me respondan que yo debería saberlo. Así menos comprendo al otro y menos empatía me genera, lo que derivará en que busque algo interesante en que ocupar mi tiempo en vez de perderlo tratando de que otro se sienta bien conmigo.


Referencias:

1. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3905223/
2. http://jralonso.es/2014/01/19/empatia-y-tea
3. Zaki J. et al. La neurociencia cognitiva para compartir y comprender las emociones. En Decety J (eds.). Empatía. The MIT Press, Cambridge, MA, EE.UU.; 2012; 207 a 226.
4. Shamay-Tsoory SG, et al. Dos sistemas para la empatía: Una doble disociación entre la empatía emocional y cognitiva en la circunvalación frontal inferior en comparación con las lesiones prefrontales ventromediales. Cerebro 2009; 132 (Pt 3:617-627).
5. Gallese V, Sinigablia C. ¿Qué es tan especial acerca de la simulación encarnada? Tendencias Cogn. Ciencia. 2011; 15:512-519.
6. http://espectroautista.info/textos/temple-grandin/emociones-autistas
7. https://www.youtube.com/watch?v=rFAF2lLSUF0 (minuto 1:17:09)

viernes, 21 de marzo de 2014

De la cultura en relación al Síndrome de Asperger (o los beneficios de la banalización)

El Síndrome de Asperger es una entidad en términos clínicos bastante reciente, sería en materia antropológica como un nuevo descubrimiento, que siempre estuvo en la sociedad pero hasta mediados del siglo pasado se desconocía porque nadie había descrito características que pudieran ser observables en varios individuos como para agruparlos dentro de esa categoría diagnóstica. También puede ser más distinguible en la actualidad porque en materia laboral con un mundo dedicado al comercio globalizado, a la producción de bienes de consumo masivo donde la uniformidad de gustos y mentalidades es lo que permite que “giren” los engranes y se precisan de los individuos habilidades de empatía en función de la coordinación inconsciente y espontánea para realizar actividades similares o acordes a lo que hace el otro.

El Asperger (reduciendo el término) al ser una característica humana donde pueden existir habilidades fuera del común aunadas a incompetencias en la misma proporción da como resultado que no sea sencillo cumplir con la expectativa de estratificar a un individuo que lo tenga como alguien de aporte continuo para su comunidad. La expectativa social va por contar con personas que sea predecible su comportamiento y se ajuste a lo que se necesita como grupo. Una de las características que marcan la diferencia es el hecho que éstos innatamente se enfocan en sus intereses, en sus pensamientos y actividades dejando relegado lo que hacen los demás; eso a nivel social causa caos.

Dentro de la comunidad terapéutica existe un desconcierto para poder identificar e incluso ayudar a los pacientes porque ¿cómo alguien inteligente, consciente, capaz de poder tener sentido común en muchas cosas no puede tenerlo para lo relacionado a los otros o las cosas simples?, ¿cómo puede ser inoperante cuando se trata de pensar en los demás y ajustarse a las normas? Si eso debería ser innato.

Podríamos decir que incluso como patología es algo raro porque se ha dado un fenómeno poco común para la sociedad y es una cultura que va a la par. La cual favorece a varios de los objetivos que se buscan para la “reintegración” y bajar los niveles de indefensión adquirida que pueden darse cuando surge un diagnóstico.

Se menciona en varios círculos terapéuticos una preocupación por la banalización de una patología porque al difundirse por los medios sociales las características que conforman los rasgos básicos distintivos podrían repercutir en deformaciones para el criterio diagnóstico. Recordemos que los médicos clínicos aparte de su conocimiento absorben la cultura y están influenciados por ella. Entonces eso deriva en que llega a ser menos claro que es lo que hay que tratar, cuanto más si un médico va a buscar transformar lo que considera inoperante de su paciente hacia algo más aceptable socialmente.

El que se diga que es altamente discapacitante que una persona no “vea” a los otros va en contraposición con las afirmaciones de “y aún así puede hacer grandes aportes a la humanidad de tal magnitud que otros no podrían lograrlo”.

Entonces ¿es grave y el individuo precisa apoyo constante para que pueda desarrollar su potencial como persona? como se indica en la mayoría de los textos médicos como algo imprescindible.

O simplemente da lugar a conductas que producen incomodidad y aún sin demasiado apoyo una persona puede desarrollar sus habilidades si se dan las condiciones del entorno que favorezcan que se focalice y haga algo productivo con su vida y sus relaciones sociales.

Esto lleva a varias interrogantes:

  • ¿Cuáles son las condiciones si aún con similitudes es evidente que todo individuo tiene necesidades distintas?
  • ¿Cómo puede ser el abordaje si no se ha dado a nivel imitativo, ni de conocimiento y existe dificultad para poder equilibrar la comprensión entre quienes están dentro de la norma y ellos?
  • ¿Cómo puede hacerse porque la persona no sabe o no ve interés en comunicar lo que le pasa o sus sensaciones hacia los demás? y aunque lo hiciera notaría que no tiene sentido porque los demás no pueden intervenir para ayudarle a nivelarlas porque sólo el individuo a raíz de comprender las herramientas que tiene a su alcance las va a utilizar, por tanto es un trabajo introspectivo.

En materia del Asperger como entidad surge un doble discurso ¿lo combatimos o lo aceptamos? Similar a lo que un asperger es dentro de la sociedad; alguien a quien no se le puede excluir o rechazar totalmente pero tampoco aceptar porque no “encaja”. De ahí que surjan las voces de quienes lo tienen o conviven y buscan dignificar a la persona sobre el diagnóstico solicitando aceptación e inclusión como un factor de mejorar el ambiente. Pero ¿cómo puede solicitarse esto sin una cultura que evidencie que el Síndrome de Asperger conlleva beneficios que pueden ser aprovechados por la sociedad?  Ahí entra y es útil la banalización, el hacer conjeturas de personajes famosos e incluso desarrollar personajes de ficción que brinden beneficios a la sociedad ayuda a crear una cultura de aceptación de las habilidades porque si evidentemente son productivos eso conduce a aminorar la sensación de peligro y de discapacidad que puede generar que una persona pueda ser derivada a un profesional de la salud mental (más por su ansiedad que por su condición neuronal) y en la mente inconsciente de las personas se genera la inclusión porque siempre que se pueda sacar provecho de algo se le aprecia y se le deja de temer, aunado a que familiarizarse con algunos comportamientos excéntricos les hace dejar de notarlos como señales de alarma. Así pues lo que terapéuticamente puede ser inoperante socialmente es favorecedor.

Es natural el terror (no hay otra palabra que se pueda asignar a quien reniega del cambio y de tener que adaptarse a lo que le toca) ante la perspectiva de reaprender e incluso tener que experimentar nuevas estrategias no escritas en un manual, donde ya no se considere que todo paciente que llega a un consultorio va a responder a las técnicas tradicionales, donde va a costar mucho más poder saber como llegar a ese paciente que no ve el mundo con los mismos ojos ni tiene las expectativas ni deseos que los demás tienen como factor de apuntalamiento para el tratamiento, al que no se le puede decir: entiende como es el mundo y acoplate.

viernes, 14 de marzo de 2014

Cuando la conducta social podría estar influenciada por la decepción

En estos días me ha llamado la atención la conducta de un infante que rondará los dos años de edad que difiere a los que generalmente observó desde mi trabajo cercano a un jardín de infantes estándar.

Pensando en el tema que los estímulos en la primera infancia son los que determinan junto con la genética como será el desarrollo hacia la adultez y considerando que en muchas ocasiones se ha manifestado que existen cambios de conducta muy notorios en niños de esa edad que comenzaron a hablar bastante bien y se relacionaban socialmente para luego modificar tangencialmente su comportamiento por lo que posteriormente son diagnosticados con autismo.

Si consideramos la premisa de que algunos estudios que se están realizando con base en analizar no una falta de conexiones o una discapacidad cerebral en el autismo sino su opuesto, un desarrollo cognitivo más acelerado que lleva al cerebro autista a madurar más rápido que el neurotípico pueda dar pie al entendimiento de como un niño con estas características pueda comprender mucho más de lo que se espera y realice razonamientos comparando patrones de comportamiento óptimos.

La observación realizada puede ser un ejemplo bastante claro de cómo un infante aún antes de tener nexos sociales más avanzados tiene capacidad para comprender y comenzar a percibir fallos en el comportamiento social de sus allegados y eso derive en que adopte al crecer una conducta diferente.

Del niño que observé de quien no conozco su grado en la neurodiversidad pero me llamó la atención porque su conducta difería de la de otros de su edad, quizá por mostrar aparte de autonomía algo de prudencia no muy característica en esa etapa aún cuando también podía mostrarse inquieto.

En la generalidad se considera que un niño de hasta dos o tres años esté más enfocado en comprender el mundo tal cual se lo dicen, de estar cerca de su fuente de apego y probar que tan atentos están los otros de él, que no puede comprender el mundo fuera de lo que le acontece a él, es decir no puede hacer inferencias sobre lo que hacen los otros. Que a lo sumo tienda más a imitar a los adultos que a tener actos autónomos sin dirección. Ya cuando entra a la escuela los padres saben que va a ir probando salirse con la suya tratando de manipular al adulto y a la par es aleccionado para que aprenda a que debe esperar a que el adulto le conceda lo que quiere.

Lo especial de este niño, que todavía no tiene edad para entrar a jardín, del cual pude observar su proceso de sistematización y mostró conciencia sobre cómo funciona la cooperación e intuyo las pautas que debía realizar sin estar recibiendo orientación ajena. Realizó de forma correcta los mecanismos que se supone dan como resultado lograr algo por las buenas evitando ser excesivamente disruptivo, aunque fracaso en su intento por causas ajenas a él. Eso marcaría una decepción en su mente en formación y quizá a partir de ello en una toma de decisiones hacia no confiar en los demás.

Va el relato acompañado con lo que pude deducir de su conducta:

El niño una semana atrás había entrado solo al negocio que queda de paso hacia el jardín donde estudia la hermana, le sonreí y le pregunte dónde estaba su mamá, cuando su madre le llamó inmediatamente obedeció y fueron por la hermana. A la salida pasaron con otras personas y compraron alguna golosina pero en los siguientes días no volvieron a entrar.

Hace unos días al pasar quería entrar al negocio quedándose solamente en la puerta y observando a su mamá a la distancia quien lo ignoraba por estar hablando con otra mamá mientras esperaban la salida del colegio. El niño podía verbalizar muy bien que quería entrar, parado junto a la puerta intentó llamar la atención materna hablándole muy fuerte para que lo escuchase sobre su conversación con un “vení entremos”, recordó que para entrar allí tenía que comprar así cambio su llamado a un “cómprame algo de aquí”. A diferencia de otros niños que desaparecen de la vista materna y corren hacia adentro o manotean algo, al notar que él esperaba se puede suponer que estaba muy consciente sobre que no podía entrar nuevamente sin compañía, recordando el evento previo dentro del local.

En la literatura pediátrica se informa que los niños de esa edad ya pueden relacionar cosas y sucesos, aparte de recordar indicaciones precisas inmediatas pero lo que hizo a continuación es lo que marca la diferencia de conducta.

Lo que se puede observar en niños de esa edad es que se conforman con la negación paterna y se olvidan del tema que fue negado. Solamente cuando los padres les han concedido algo es cuando pueden comenzar a insistir y ya cuando tiene un par de años más saben que si quieren un objeto puede ser que los adultos se los concedan si los ponen bajo presión. Pero este niño esperaba lograr sin presionar ni insistirle a su madre.

Al notar la falta de cooperación materna dejó de hablarle e innatamente realizó lo que se llama procrastinar, es decir pensar que podía esperar para obtener lo que precisaba más adelante. Así que se fue cerca de ella y no hablo más el asunto. La procrastinación pudo observarse cuando se conjuntaron los siguientes elementos que demostraron que el niño no se olvido de su deseo, sino que sólo lo postergó para un momento que analizó más apropiado.

Al seguir escuchando lo que manifestaba el niño fuera del negocio se pudo percibir que entendía la secuencia de que sólo regresarían y pasarían por el negocio una vez que hubiera salido la hermana. Así es muy factible que hubiera razonado que su mamá concedería su deseo en esa situación, como había ocurrido una semana antes. Inquieto comenzó a correr de un lado para otro rondando a su madre, pero preguntaba en general sin dirigirse a ella en específico “¿cuándo sale?” y a expresar su deseo “qué ya salga”.

A la salida del colegio comenzó a seguirlas pero al percibir que cambiaban de rumbo tironeo a la mamá y le recordó que “él quería entrar ahí”. La mamá no se lo permitió tironeándole para el lado contrario y obviamente el niño reaccionó haciendo un breve escándalo puesto que haber esperado todo lo que sabía debía esperar y que ello no resultarse en lograr la cooperación de su madre confiere una razón lógica para la frustración.

Puede ser que haya comprendido en ese momento que no fue funcional procrastinar y haber sido respetuoso, aunque ante su empacamiento obtuvo de su madre la promesa de que entrarían al siguiente día.

En esa ocasión la mamá pasó con el niño en brazos y cuando él notó que pasaban de largo hizo el ademán de querer bajarse en dirección al negocio, la mamá lo abrazo más fuerte y siguió caminando. Él comenzó a llorar decepcionado al darse cuenta del engaño diciendo compungido “pero si tú me lo prometiste, tú me lo prometiste ayer”.

Así ese niño aprendió que las promesas no se cumplen, que la gente miente para ganar tiempo y lograr que él espere considerando que se le va a olvidar. Por lo cual es probable que comience a desconfiar si no existe un evento que compense ese hecho.

Parece un niño bastante seguro de si, mientras estaba escribiendo este relato y lo observaba note que corriendo se tropezó con un plástico cayendo de bruces sobre el pasto, solo se incorporo sin pedir ayuda, tampoco lloró sino que se levanto, se sacudió las manos, miró a su mamá que quizá le pregunto algo y siguió caminando, sólo le dio la mano para cruzar la calle y luego cada quien caminaba por separado, él detrás suyo. Cuando paso por el negocio él se retraso un momento en la esquina, note que la madre seguía de largo pero buscando al niño no lo vi cerca de ella y luego apareció acelerando el paso para seguirla. Es probable que haya visto en ese lapso a través de las ventanas y de alguna forma resuelto en parte su curiosidad y así luego continuar el camino junto a su madre.

En mi caso recuerdo que fue en mi etapa preescolar cuando percibí que no era funcional ni seguro confiar en los otros, por lo cual decidí ser más independiente y no pedir ayuda, sino ver como podía arreglármelas por mi cuenta y eso puede explicar mi conducta ermitaña y con tendencia hacía querer ser autosuficiente y por ende mi escasa habilidad para lograr coordinarme con otros.



Referencias:
http://esmateria.com/2014/03/13/el-cerebro-de-este-chico-podria-descifrar-el-autismo/?all=1