jueves, 24 de enero de 2013

¿Quién puede establecer un diagnóstico de Asperger?


Basándome en las definiciones académicas un diagnóstico de Asperger significaría analizar a través del conocimiento las dificultades en la interacción social, comunicación y forma de razonar y deducir a través de la información externa (el pensamiento) que son resultado genético (donde no interviene la voluntad) y que le causan problemas a una persona al convivir en sociedad; con el objetivo de tratar de encontrar una solución a los mismos.


Definiciones

Wikipedia:
El diagnóstico (del griego diagnostikós, a su vez del prefijo día-, "a través", y gnosis, "conocimiento" o "apto para conocer") alude, en general, al análisis que se realiza para determinar cualquier situación y cuáles son las tendencias. Esta determinación se realiza sobre la base de datos y hechos recogidos y ordenados sistemáticamente, que permiten juzgar mejor qué es lo que está pasando.

Razonamiento dirigido a la determinación de la naturaleza y origen de un fenómeno.
Razonamiento dirigido a la determinación de la naturaleza y causas de un fenómeno.
Proceso que se realiza en un objeto determinado, generalmente para solucionar un PROBLEMA. En el proceso de diagnóstico dicho problema experimenta cambios cuantitativo y cualitativos, los que tienden a la solución del problema. Consta de varias etapas, dialécticamente relacionadas, que son: - Evaluación – Procesamiento mental de la información - Intervención - Seguimiento.
Proceso a través del cual se profundiza en el objeto estudiado, para con acciones de intervención y en el marco de una etapa del proceso que se denomina Seguimiento, transformarlo.
En Medicina: Identificación de la enfermedad, afección o lesión que sufre un paciente, de su localización y su naturaleza, llegando a la identificación por los diversos síntomas y signos presentes en el enfermo, siguiendo un razonamiento analógico.

El Asperger se define como un conjunto de inhabilidades que en diversos grados afectan integrarse a la comunidad de una forma asertiva. Donde para considerarlo fuera de lo común predominan tres factores básicos: dificultades en la interacción con otras personas, dificultades en la comunicación, intereses restrictivos (se considera común el que una persona pueda ampliar su rango de intereses en función a sus interacciones sociales).


Diagnósticos

Los métodos diagnósticos más usuales se basan en la interpretación del conocimiento científico sobre Síndrome de Asperger y espectro autista ya sea por un profesional, o de quién se sienta identificado. Podemos decir que en ambos casos al ser interpretaciones de lo que se ha leído, según el criterio del que establece el diagnóstico, son subjetivos.

Un diagnóstico científico en vías de desarrollo (dado que aún no se comprende del todo la forma en que trabaja nuestro cerebro) es el neurobiológico que hasta ahora ha encontrado ciertos indicios que permiten explicar la esencia del mismo comparándolo con lo que se considera aceptable, como lo menciona en http://en.wikipedia.org/wiki/Asperger_syndrome

“Estudios neuroanatómicos  y las asociaciones con teratógenos sugieren fuertemente que el mecanismo incluye la alteración del desarrollo del cerebro después de la concepción.[ 49 ] Una migración anormal de las células embrionarias durante el desarrollo fetal puede afectar a la estructura final y la conectividad del cerebro, dando lugar a alteraciones en los circuitos neurales que controlan el pensamiento y la conducta. [ 53 ] Varias teorías de mecanismo están disponibles, aunque ninguna probabilidad proporcione una explicación completa [ 54 ]”.

Dos teorías se manejan como posibles hipótesis, una subconectividad en el funcionamiento de alto nivel y la sincronización de las conexiones neuronales, junto con un exceso de procesos de bajo nivel. Que se denomina la teoría de la coherencia central débil.

Y la otra es una alteración en el sistema de las neuronas espejo que interfieren con la imitación y conducen a la característica principal de Asperger de deterioro social. Ello implicaría que un autista pueda manejar mejor a través de una hipersistematización procesos introspectivos que no tengan relación con agentes externos.

Otras posibles explicaciones incluyen una disfunción en la serotonina y del cerebelo.

Es decir, al ser una característica biológica que está presente en el individuo toda su vida no puede manejar a voluntad sus reacciones salvo ir modificando su comportamiento paulatinamente a través de sistematizar lo que percibe del exterior.

En términos coloquiales significaría que los Aspergers son personas que tienen una tendencia a no imitar a los demás o a seguir los comportamientos sociales esperados, resultando esto en que son más independientes o “raros” al momento de resolver las dificultades a través de buscar variantes dentro de su rango de conocimiento y dificultándoseles tomar en cuenta las opiniones de los demás. Se considera una discapacidad social porque la gente para convivir a veces tiene que ser capaz de darle prioridad a los pensamientos de otros y considerar que deciden correctamente, tanto como para imitarlos sin tener que razonar.

Viene emparejado de diversas comorbilidades que son independientes del diagnóstico, por no ser una constante en todos los individuos de la misma forma. Entre ellas están las hiperestesias (hiper o hipo sensibilidad de los sentidos), trastornos de ansiedad y de sueño, alexitemia (dificultad para reconocer emociones), dificultades en la coordinación motora donde pueden existir problemas en la propiocepción (es decir comprender la relación del cuerpo con el entorno) y apraxia (falta de calibración correcta para mover el cuerpo en el entorno).

La principal diferencia en materia de diagnósticos estriba en su utilidad social. Para el caso del Asperger, tendríamos dos variantes:

Enfoque social - Diagnóstico patológico

El Síndrome de Asperger en medicina es considerado una anomalía y disfuncionalidad de la mente humana. Se considera a quien lo posee como un afectado cuyo impedimento le causa problemas en la comunidad y que solucionar los mismos resulta beneficioso tanto para ese individuo como para la sociedad y por ello considerar que hay una enfermedad o discapacidad que requiere asistencia externa o ayuda social para mejorar la calidad de vida.

Por tanto si se quiere un diagnóstico clínico sólo un psicólogo, psiquiatra o neurólogo podría establecer que una persona lo tiene. Ellos se basan en observación de características no deseables para la vida social y gregaria, todo lo que imposibilite a una persona a comportarse “neurotípicamente” y que tiene que ser curado o mimetizado a fin de restablecer la funcionalidad de su paciente. Siendo el objetivo de solución que la persona aprenda a imitar y a pensar qué harán los otros a fin de adecuar sus decisiones a ellos y evitarse conflictos.

Es esencial que el clínico posea un título que lo habilite para el ejercicio de la medicina y así sea válido el certificado que otorgue de que una persona posee “Síndrome de Asperger”. Este diagnóstico tiene validez para la comunidad porque es otro quien determina a través de las características que observa en una persona y es quien deduce que es factible que encuadre en lo que establecen los manuales psiquiátricos  que ha leído y su experiencia clínica, así se evita que el “ego” de la persona intervenga.

Enfoque individual - Conocimiento autodiagnóstico

La difusión a nivel masivo de que existe un autismo invisible y por la naturaleza autodidacta de varias personas se ha llegado al autodiagnóstico. Esto porque la persona está consciente de que no es igual a los demás pero no lo asume como una patología que deba ser tratada sino como parte de su personalidad, una parte que le crea una barrera en el ser social, en imitar comportamientos que le parecen incongruentes y que le genera problemas en esa área.

Se considera una forma especial de razonar y de decidir poco “neurotípica”, con ciertas características de personalidad que podrían a nivel social determinarse como “rarezas”, donde el individuo no ha necesitado ayuda ni contención médica; aún cuando percibe que se comporta de forma diferente a la mayoría de las personas que lo rodean y que tiene comorbilidades de las cuales no entiende la causa pero que no lo discapacitan.

Es un proceso introspectivo porque incluso si otros le indicasen que por su comportamiento puede ser “Aspie”, mientras el individuo no reconozca en si las características autistas no lo asumirá.

Esto se da confrontando su experiencia (base de datos interna) con el conocimiento al que va teniendo acceso (libros, test, material sobre Asperger, experiencias de vida de personas con el Síndrome), estableciendo un paralelismo por lo cual puede definirse “Aspie” y comenzar a crear nuevas estrategias de vida desde su comprensión del autismo, que le son útiles para disminuir sus estados de ansiedad o aceptar que tienen una causa lógica.

Es algo que le sirve sólo al individuo en si, en primera instancia para comprenderse, pero no implica que nadie más lo comprenda, ni acepte como tal. Es decir, la identificación no surge por fines sociales. Sin embargo es un efecto secundario usual cuando en esa investigación de “quién es” entra en foros o grupos y descubre por fin gente que considera similar. Como ya no está a la defensiva y puede comprender las otras mentes su parte social se da naturalmente, va venciendo sus barreras de comunicarse con otros conforme va tomando confianza y siente aceptación a su naturaleza y respeto a su “rareza”.

Utilización del diagnóstico o autodiagnóstico

El uso positivo del diagnóstico sería que esa persona pueda resolver a través del conocimiento, ya sea por la interpretación de otros (los profesionales) o por la propia, situaciones que se le dificulten en la vida; a fin de mejorar la calidad de ésta. Ese es el objetivo de comprender que una persona tiene ciertas características definidas como inconvenientes para la interacción social.

La parte negativa sería utilizar el conocimiento para crearse un escudo y tratar de justificar comportamientos problemáticos, con el fin de esperar aceptación social con los brazos cruzados. Es decir, utilizar el conocimiento sobre el Asperger para intentar lograr de otros piedad o conmiseración, que por su sola presencia como persona sin etiqueta no ha logrado. Un uso negativo es llegar a decir que sus comportamientos erráticos son justificables porque es un “enfermo”. En ese caso el diagnóstico, que alguien caótico diga o le hayan definido como que es aspie, traería problemas de imagen social para los otros que estén intentando asistencia y buena voluntad.

A nivel de interacción social aún con certificado firmado quedaría a criterio de quienes interactúen con la persona si quieren reconocerle o cuestionarle el diagnóstico. En función de lo que ellos mismos esperan obtener de convivir con la persona, o sus criterios de lo que es un “aspie”.


Subcultura Aspie

Esta cultura surge por personas que buscan defender la neurodiversidad, que no se les “normalize” pero que tampoco se olvide la sociedad que tienen problemas especiales diferentes al resto, retos y obstáculos poco comunes. Está integrada por personas diagnosticadas directamente o indirectamente (por analogía al establecerse el diagnóstico del Síndrome en sus hijos pero ellos estando integrados a la sociedad que nota sólo algunas excentricidades pero que son funcionales en términos sociales), los autodiagnósticados, las personas que dudan de su naturaleza mental y los profesionales de la salud.

El término Aspie que se usa familiarmente por las personas que se identifican con el Asperger fue utilizado para definirlo como algo no patológico por Liane Holliday Willey en su libro “Pretendiendo ser Normal” (http://en.wikipedia.org/wiki/Asperger_syndrome, cultural aspects). Considerando que en el Manual de Desórdenes Mentales a salir a luz en Mayo de 2013 desaparecerá el Síndrome de Asperger como criterio diagnóstico y se le unificara dentro de lo que se denominará Desórdenes del Espectro Autista quizá esta subcultura sea una forma de que el Asperger sea recordado.

Los “falsos aspies”

Dentro de las redes sociales, principalmente, este término surge con frecuencia en las conversaciones cuando las personas tienen una diferencia de opinión o juzgan la vida o acciones de los demás en relación a lo que consideran es un “aspie”. Digamos que es el punto máximo para indicar total desconfianza y advertir a los otros que tengan cuidado.

La idea de señalar es marcar un comportamiento que se considera inadecuado para alguien que tiene el Síndrome. Teniendo dos vertientes:

- Aquellos que sobresalgan por sus habilidades sociales o comunicativas son considerados neurotípicos que buscan destacar.

- Aquellos que por su violencia al debatir, su comportamiento inestable o que se crea dirigido a tomar un liderazgo (en base a que se den situaciones conflictivas donde intervengan) sean considerados psicópatas.

Como en las redes sociales la interacción suele ser a través del computador, no se conoce a la persona ni se puede verificar su identidad, cuando se da una diferencia de opinión y problema es la “primera sospecha”. Y no olvidemos que en muchas ocasiones la gente no coteja con la fuente directa sino que se deja guiar por la información que le llega, pudiendo ésta estar distorsionada.

Resulta lógico que quienes hayan recibido un diagnóstico profesional cuestionen a quienes se autodiagnostican y les acusen de ser “falsos aspies”. Dado que no existe ninguna evidencia clínica de que se padece el Síndrome podría dárseles razón.

Resulta ilógico cuando se da entre dos diagnosticados clínicamente (sería considerar que no existe seguridad ni validez en el criterio del médico firmante y que entonces los diagnósticos clínicos tampoco son confiables)o cuando nadie puede comprobar dentro de la interacción de manera fehaciente que todos los participantes que integran un grupo cumplen el criterio (recordando que hay dos uno que considera una patología y otro que considera una forma diferente de ser).

domingo, 13 de enero de 2013

El luto de un ermitaño

Los ermitaños somos personas que apreciamos la libertad de la soledad, de poder decidir y hacer sin interferencias, pero a la vez apreciamos la presencia lejana de las personas y, en ocasiones cuando estamos en el mismo camino y somos afines, su compañía.

Convivir con alguien es difícil, a veces hay momentos de tensión donde uno desearía que la otra persona desapareciera, en otros es divertido observar su existencia. Para ser compañeros necesitamos encontrar que tenemos con la otra persona alguna similitud, y que tenemos algo que admirarle. Que en algún momento podemos estar alejados y hacer nuestras vidas separados (eso es lo que defino como falta de apego, que no necesitamos la presencia constante de la gente cerca nuestro), haciendo cada uno lo suyo pero que al reencontrarnos sigue lo que tenemos en común.

Así podemos estar años en relaciones tensas tratando de coordinar nuestros pasos, donde no entendemos porque seguimos juntos sabiendo que nos sentimos más productivos solos, cuando estamos avocados en lo que tenemos en mente.

Con el paso del tiempo vamos comprendiendo que formamos un equipo, que intentamos aprovechar y delegar en el otro lo que consideramos hace mejor (o que no nos gusta hacer y el otro parece tener tiempo). Y se da un momento donde nos hemos sincronizado, donde cada uno acepta que la cooperación implica tolerar muchos comportamientos del otro que nos irritan y nos vuelven locos, pero que su compañía es beneficiosa porque nos aporta alguien con quien compartir algo de nuestra mente, alguien que nos ayude y sobre todo saber que no estamos solos, que le importamos y que es mutuo.

En mi infancia pensé que uno moría al cumplir su misión... y quizá para un ermitaño la suya sea entender al menos a otro ser humano en su totalidad, de poder verse reflejado en las actividades de vida y comprender como benefició o afectó a otros con su forma de ser, cuando es consciente de lo que significa la humanidad.

Quien queda, si sabe como aconteció la muerte y puede estar en el proceso de despedir al cuerpo, sigue el camino sabiendo que la vida es así. Que nadie le acompañará de por vida salvo su propio cuerpo. Asume como un hecho real y en primera instancia que de la muerte no se regresa y que ahora vuelve a estar sin compañía. Lo cual implica que, de golpe, tendrá que asumir las funciones que realizaba la otra persona y eso es doloroso. Tendrá que vislumbrar caminos más seguros y estar más atento para valerse nuevamente por si mismo sin ayuda.

Sabe que ante todo lo externo tiene que mantenerse fuerte, que la debilidad no es útil... salvo en el desahogo en soledad, cuando ya no hay actividades que realizar y vuelve la memoria de lo que ya no será, donde uno se pone a analizar la ausencia y las consecuencias de la misma con la finalidad de que la ansiedad y los procesos naturales de tristeza no le causen comorbilidades por no dejarlas fluir. Ahí uno puede desahogarse y entender lo que la presencia material de la otra persona significaba en su vida. Al principio es una ausencia, pero con el paso del tiempo es cuando se siente más y se empieza a extrañar.

Durante los primeros días el cuerpo reacciona naturalmente como el de todo ser humano ante la perdida; siente las reacciones físicas del duelo: el dolor en el pecho, la tristeza, el desgano... la  mente proyecta seguir en actividad, las cuales cambian un poco de las que se acostumbraban (porque uno procura intentar la misma rutina como una especie de ritual de que nada ha cambiado). La mente sabe que es el único método para seguir adelante, porque nadie que sea independiente puede permitirse sumirse en la tristeza y la quietud en espera de consuelo. La mente es lo que nos da fortaleza.

Cada cierto tiempo esa sensación física vuelve, y uno tiene que enfocar su mente en lo que si puede realizar, lo que si está a su alcance y lo que es práctico para su propia sobrevivencia. Recuerda la realidad y ese es su aliciente.

Cuando se topa con otras personas y le preguntan puede narrar la realidad de la experiencia sin sentir dolor, como narraría cualquier hecho de la vida. Pero la piedad y los lamentos de los otros son lo que le lleva a recordar la tristeza, dado que ya es difícil separar la mente de la sensación corporal. Por eso uno se aísla, se aleja de la gente porque cada encuentro será una nueva pregunta y que además entre más pasa el tiempo sólo se entiende que muchos extraños sólo preguntan por pura curiosidad o morbo.

Un ermitaño quiere seguir su camino simplemente para restablecerse, mantenerse activo como forma de superar cualquier dolor, sea físico o mental y necesita su soledad para hacer las cosas a su ritmo, teniendo en mente que alguien en el mundo sabe que sigue vivo.

Con el pasar de los meses se extraña la presencia del compañero que uno tuvo, se recuerda con nostalgia su ternura, el alma por decirlo así.