martes, 2 de septiembre de 2014

La asociabilidad

La asociabilidad, para mi natural y la mayor parte de las veces disfrutable, en términos de no relacionarse con otros suelo leer que es considerada como un fallo de alguna parte del cerebro humano. 

Circulan diversas explicaciones biológicas que pueden ser la fuente de porque una persona no tenga las habilidades necesarias para integrarse con otros de forma espontánea, cultivando la interacción y la realización de actividades en común que desarrollen sus habilidades sociales.

Retomando un poco la idea de que las personas nos calibramos conforme a nuestro entorno, últimamente me he preguntado si la biología tendrá algo que ver o es el razonamiento... esas sinapsis que no se "eliminan" en las personas dentro del espectro autista que hacen que uno sea diferente.

Las sinapsis son los caminos para la toma de decisiones de forma inconsciente, se dan o permanecen si son funcionales para el individuo. En mi caso creo que soy predominantemente asocial por lógica, pues durante mi desarrollo no observé ninguna ventaja de ser lo contrario que hubiera motivado una "poda" para poder aprender nuevos caminos, ese desarrollar la "búsqueda" de los otros.

No soy totalmente asocial, pues cuando existen actividades en común reciprocas y que tengan beneficios mutuos puedo coordinarme sin pensarlo con otras personas y disfrutarlo.

Rememorando mi crecimiento puedo decir que mi parte asocial es un proceso de toma de decisiones a partir de lo que observé y note que no era funcional. De hecho dudo que alguien podría haberme hecho una terapia para cambiar mi percepción de la realidad que pude observar desde pequeña y que me llevó a prescindir de los demás lo más que pudiera. No podrían "engañarme" para decirme que siempre es benéfico estar junto a otros y siempre van a ayudar, lo que vivía demostraba lo contrario.



Mis recuerdos

Quizá por ser la menor de cuatro hermanos note desde antes de entrar a la escuela el tema de que no servía exigir pues la respuesta general era que debía esperar a que se me concediese, si quería usar algo que otro estuviera utilizando debía esperar que terminase o que fuera su voluntad otorgármelo. Aprendí que algunas cosas no se me permitían por cuestiones de género o de que si los otros no consideraban importantes mis deseos no podía hacer nada para modificarlo.


Recuerdo darme cuenta desde preescolar cómo era el mundo social básico de la competencia, algo pasaba que a algunos de mis compañeros las maestras les favorecían, reclamar parecía que no les modificaba en nada su decisión, ni aún cuando me enfadará y les dijera que no era justo, me daban instrucciones de que así era la vida que me tenía que conformar y aceptar que el que me hubiera tocado algo era lo más importante, que los recursos eran limitados por lo cual no se nos podían dar a todos, aprendí que las promesas las personas no las cumplían. De ese "tener" que conformarme y ver que los otros me "ganaban" llegó el razonamiento que no era nada favorable estar acompañada, era una constante lucha, por lo cual mejor poner distancia.

Cuando decidí que nadie me ayudara fue por la forma que mi mamá, y algunas profesoras, intentaba lograr mejoras académicas en mis hermanos. Como nos explicaría años más tarde el que estuvieran "sobre ella" derivaba en frustración y en el mal trato que les dio al exigirles e imponerse como si el miedo lograse expandir la mente. Para que a mi no me pasará eso ni nadie tuviera que imponerse elegí valerme sola y ser responsable sin que nadie tuviera que estar detrás mio.


Ya en la primaria me di cuenta que la apariencia física marcaba las posibilidades sociales y me daba perfecta cuenta de que las mías no "encajaban", aunado a haber desarrollado el gusto por estar tranquila alejada de los demás simplemente observándolos o disfrutando de mi recreo para comer sin distracciones.

Así la lógica indicaba prescindir de esos vínculos y arreglármelas individualmente a través de observar que era lo "que no debía hacer" porque derivaba en problemas. Crecí sin ayuda ni supervisión más que algunas indicaciones y una meta básica, sacar buenas notas, cuestión que nunca me fue difícil porque retenía rápido. Fui la niña de la que los padres no se tenían que preocupar porque era responsable por si misma.

Todos esos son patrones de conducta que he mantenido hasta la adultez, sólo causándome grave conflicto psíquico cuando alguien se me impone o debo "ejercer" constante autoridad ante otros (me sale bastante bien si es algo puntual y casual porque soy "tajante" y doy argumentos lógicos generalmente incuestionables). Los temas de imagen, estatus y dominio básicamente son lo que no veo ni puedo sentir como naturales.

Tampoco me son naturales el uso de las estrategias sociales de manipulación, que creo son las que la gente social suele desarrollar lo largo de su infancia, probando a ver como se sale con la suya valiéndose de los demás, que aunque se diga que son las partes negativas de las habilidades sociales son la única ventaja que existe, lograr lo que uno quiere cuando lo quiere.

Y de hecho creo que se puede vivir sin ellas, logrando desarrollar el sentido de la negociación que es tratar de intercambiar algo de valor entre las personas a fin de que exista un equilibrio, que es lo que como me gusta relacionarme cuando se da.

Así que podría decir en resumen que mi asociabilidad sólo está presente en la competencia y en los niveles jerárquicos, cuando estoy entre iguales y existen beneficios mutuos soy perfectamente social y una de las actividades donde me gusta más relacionarme con las personas es en la comunicación que deriva en conocimiento y aprendizaje de algo que sea útil y no pasatista.

3 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo, es como si lo hubiera escrito yo misma. No he mirado todo tu blog, pero lo que he visto me parece interesante.Saludos.

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